Nuestro querido amigo Gerado López me remite la siguiente reseña sobre esta obra de Juan Antonio Díaz Cano.
Me permito adjuntar la nota que sacó la Liga Naval a propósito de la presentación del libro:
"Vertebran el libro algunos pasajes de la vida del almirante de la Armada Española Pascual Cervera y Topete (1839-1909), acusado de la destrucción de nuestra escuadra en la batalla de Santiago de Cuba en la guerra hispano-estadounidense (1898), origen de nuestro posterior ostracismo y de un profundo pesimismo nacional.
La obra se compone de dos partes. En la primera glosa los acontecimientos relevantes entre 1839 y 1897 y la segunda, desentraña los oscuros acontecimientos acaecidos en 1897 y el fatídico año de 1898.
En una disección sin complejos, arranca con el desarrollo y finalización de la primera guerra carlista (1833-
1840), los avatares políticos de personajes como los generales, Espartero, Narváez y O¨Donnell y sus
complicados equilibrios para mantenerse en el poder. Se detallan el desarrollo de la temeraria batalla de El
Callao (1866), con la escuadra comandada por Méndez Núñez; la llegada de la Gloriosa (1868); el reinado
breve de Amadeo de Saboya; y la Paz de Zanjón (1878) como final de la Guerra de los Diez Años entre los
insurrectos independentistas cubanos y el gobierno español, que nos supuso la pérdida de cerca de cien mil
hombres. Se describe seguidamente cómo discurre la primera República más con pena que con gloria, y la
Restauración, con Antonio Cánovas del Castillo y Mateo Práxedes Sagasta. Con el temprano fallecimiento de Alfonso XII en 1885, se inició la Regencia de la Reina María Cristina de Habsburgo (1885 y 1902).
La segunda parte de la obra se ocupa el nacimiento, desarrollo y desenlace de la guerra entre Estados Unidos y España por el control de Cuba y Filipinas. A este respecto, y en contra de lo que viene defendiendo la historiografía al uso, el libro sostiene que, ante una inevitable declaración de guerra por parte de los Estados Unidos, el Gobierno de Sagasta se apresuró a preparar un nuevo Trafalgar. La pérdida de Cuba y Filipinas será una operación cuidadosamente elaborada por parte del ejecutivo español. Sagasta, en esencia un político sin escrúpulos, observará en la actitud beligerante norteamericana una oportunidad de oro para dar carpetazo al complicado y enojoso asunto colonial. Y así lo llevó a cabo, gracias a la complaciente colaboración de Segismundo Moret, ministro de Ultramar, y de Segismundo Bermejo, ministro de Marina. Fue éste quien diseñó milimétricamente el teatro de operaciones y escogió a los protagonistas de esta oscura historia: los almirantes Patricio Montojo, en Filipinas (batalla de Cavite, 1 de mayo de 1898), y Pascual Cervera (batalla de Santiago de Cuba, 3 de julio de 1898). "
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